Aunque parezca asunto exclusivo de expertos, lo cierto es que el asiento contable es la columna vertebral del día a día en cualquier empresa chilena. Desde la microempresa que recién parte, hasta la multinacional con miles de colaboradores, los asientos contables tienen la misión de poner en orden cada peso que entra o sale del negocio.
La buena noticia es que llevar la contabilidad no significa perderse en números imposibles. Más bien, se trata de aplicar una serie de pasos lógicos (y automatizables) que te permiten tomar mejores decisiones y mantener tu negocio siempre en regla frente al SII.
De hecho, ¿sabías que un porcentaje importante de las pymes que tropiezan en Chile lo hacen por errores de registro contable o falta de orden financiero?
Conocer cómo hacer asientos contables correctamente puede evitar los clásicos dolores de cabeza tributarios.
Un asiento contable es el registro de una operación financiera que realiza tu empresa. Cada vez que compras, vendes, pagas o recibes dinero, ese movimiento queda plasmado en un asiento para reflejar cómo cambia la situación contable del negocio.
En él se especifica: fecha, qué cuentas cambian, por cuánto, si es en el debe o el haber; y una breve explicación de lo que ocurrió.
Este registro no es solo para cumplir con el SII: facilita la toma de decisiones, permite proyectar inversiones, y ayuda a preparar los estados financieros, todo con rigor y transparencia.
Para una empresa en Chile, hacer bien los asientos contables significa que:
Los asientos contables permiten dejar constancia de cada movimiento relevante del negocio (ventas, compras, pagos y cobros) asegurando que todo quede registrado de forma ordenada y verificable.
Llevar una buena gestión de estos registros no solo te ayuda a evaluar la situación financiera de tu empresa, sino que también se vuelve fundamental para tomar decisiones y cumplir sin problemas con las obligaciones legales y tributarias.
No todos los asientos son iguales: dependiendo del momento o del tipo de operación, puedes encontrarte con diferentes modalidades:
Cuando una operación afecta sólo dos cuentas: una cuenta para el debe, otra al haber (ambas por el mismo monto). Ejemplo clásico: pago de factura.
Cuando la operación afecta más de dos cuentas. Por ejemplo, una venta en la que se considera ingreso, IVA, clientes.
Se usa al comienzo del ejercicio contable para reflejar el patrimonio inicial, activos, pasivos y capital.
Se registra al final del periodo para cerrar cuentas de resultados y trasladar saldos al balance.
Aplica cuando hay gastos acumulados, depreciaciones, provisiones, etc. En Chile, muchas empresas deben considerar depreciación, amortización y provisiones al cerrar ejercicio.
La contabilidad chilena, al igual que la internacional, usa el “principio de partida doble”. ¿Qué significa eso? Que cada vez que registras una operación, afecta al menos dos cuentas a la vez: una entra, otra sale.
Imagina el clásico ejemplo de pagar la electricidad: disminuye el banco (“haber”) y aumenta el gasto de servicios (“debe”).
Lo primero es entender qué ocurrió realmente: ¿recibiste un pago? ¿Pagaste una cuenta? ¿Compraste insumos? Examina la naturaleza de la operación y sus documentos.
La clave está en elegir las cuentas correctas. Por ejemplo, para una venta, afecta a cuentas de ingresos y de banco o caja.
Toda transacción se refleja en al menos dos cuentas, asegurando que el total del “debe” iguale al “haber”. Es el corazón de la contabilidad, y si quieres entender en profundidad cómo este principio se representa en la práctica, puedes revisar este artículo donde se explica con ejemplos visuales y prácticos cómo se utilizan en el día a día empresarial: Cuentas T: Qué debes saber sobre ellas.
Cada asiento se inscribe según el orden en que ocurren las operaciones, y por el monto exacto. Si hay IVA u otros impuestos, asegúrate de diferenciarlo. Evita redondeos innecesarios. Añade una glosa (descripción) clara.
Haz cuadres frecuentes para evitar errores. Revisar es mejor que corregir después.
Este proceso puede parecer tedioso, pero lo realmente práctico es automatizarlo con un software de facturación, venta y finanzas como Maxxa, que te permite hacer estos pasos de forma rápida.
Fecha: 30/11/2025
Cuenta Debe: Sueldos por pagar $1.000.000
Cuenta Haber: Banco $1.000.000
Glosa: Pago de remuneraciones correspondientes a noviembre.
Fecha: 15/11/2025
Cuenta Debe: Insumos $400.000
Cuenta Debe: IVA crédito fiscal $76.000
Cuenta Haber: Proveedores $476.000
Glosa: Compra de insumos con factura electrónica 12345.
Para calcular el monto exacto del IVA de tus insumos y evitar errores comunes, recuerda que puedes usar la calculadora de IVA gratuita que ofrece Maxxa, de fácil acceso y muy útil para empresas: Calculadora de IVA Maxxa.
La tecnología juega a favor de las empresas. Hoy, los asientos contables se pueden automatizar si cuentas con sistemas digitales, lo que reduce el tiempo invertido en tareas manuales y disminuye las posibilidades de errores.
Además, la integración con bancos, facturación electrónica e inventario permite que los datos fluyan de manera segura y eficiente, registrándose automáticamente sin necesidad de intervención manual.
Contar con un buen software contable no solo agiliza los procesos, sino que también mejora significativamente la eficiencia en la toma de decisiones empresariales, ya que tienes acceso a información financiera actualizada, confiable y lista para análisis estratégico.
Con Maxxa, gran parte del trabajo pesado se automatiza, se integran movimientos desde bancos, facturación electrónica e inventarios, y se genera un historial limpio que puedes exportar y auditar cuando lo necesites. Todo esto reduce errores, agiliza tu contabilidad y te libera tiempo para tu negocio.
Aun sabiendo qué hacer, muchas pymes cometen fallas que pueden tener impactos importantes.
Algunos de los errores más frecuentes:
La mejor forma de evitar estos errores es con disciplina y automatización. De hecho, soluciones digitales pueden reducir los errores manuales hasta en un 99%, para que puedas dedicar más tiempo a lo estratégico y no a corregir registros.
Lo ideal es hacerlo a diario o, como máximo, cada pocos días. Mientras más te demores, mayor será el riesgo de olvidar detalles o perder documentos clave.
No. Solo cuando la operación esté afecta a IVA. Pagos de servicios exentos o remuneraciones, por ejemplo, no incluyen IVA en su registro.
Facturas, boletas, recibos de pago, comprobantes electrónicos, transferencias.
No. También son útiles para analizar costos, evaluar rentabilidad, controlar flujo de caja y presentar información clara a bancos o inversionistas.