La Carga Anual Equivalente (CAE) se ha convertido en uno de los indicadores más importantes a la hora de evaluar cualquier tipo de crédito en Chile, desde un sencillo préstamo personal hasta el financiamiento de proyectos más ambiciosos para tu pyme.
Sin embargo, todavía muchas personas se quedan solo con la “tasa de interés” del anuncio y pasan por alto la CAE, que es justamente la que muestra el costo total del crédito en un solo porcentaje anual.
La CAE muestra el costo del crédito como un porcentaje anual, incluyendo no solo la tasa de interés sino también comisiones y cargos obligatorios que afectan al monto final a pagar.
Dicho de forma simple: la CAE te dice cuánto pagarías al año por un crédito, incluyendo intereses y otros cargos, aunque el pago se haga en cuotas mensuales.
Mientras la tasa de interés nominal se enfoca solo en el precio del capital prestado, la CAE se preocupa del costo total del crédito (CTC), por eso suele ser más alta que la tasa que ves en la publicidad.
Para una decisión informada, lo relevante no es solo cuánto “dice” la tasa, sino qué CAE tiene el crédito que estás evaluando.
En Chile, este indicador es obligatorio y debe ser informado de manera clara por bancos, emisores de tarjetas, proveedores de créditos y otras entidades financieras, gracias a la Ley 20.555, también conocida como Ley del SERNAC Financiero.
La CAE cumple una función clave: permitir la comparación real entre créditos, incluso cuando parecen muy distintos entre sí.
Sirve para:
Por ejemplo, dos créditos pueden tener la misma tasa de interés, pero una diferencia importante en la CAE. Eso suele indicar que uno tiene más comisiones, seguros o gastos escondidos que el otro.
La CAE se calcula considerando todos los flujos de entrada y salida de dinero que están asociados al crédito.
No todas las instituciones usan exactamente los mismos nombres, pero en general la CAE incorpora:
La base de cálculo de la CAE son estos flujos totales, no solo el capital prestado. Por eso, es perfectamente posible que dos créditos con la misma tasa de interés terminen mostrando CAE muy diferentes: basta con que uno tenga comisiones más altas, cargos adicionales o seguros obligatorios para que su costo anual real sea mayor.
Si estás evaluando un crédito específicamente para tu empresa, en esta guía sobre cómo usar un crédito pyme para impulsar el crecimiento encontrarás buenas prácticas para aprovecharlo sin comprometer tu salud financiera.
Técnicamente, la CAE se calcula igualando el valor presente de lo que recibes (el crédito) con el valor presente de todas las cuotas y cargos que pagarás a futuro, obteniendo un porcentaje anual que refleja el costo total del crédito.
En la práctica, las entidades usan fórmulas financieras que consideran monto, plazo, tasa, seguros y comisiones, y transforman ese resultado en una tasa anual equivalente.
Más allá de la fórmula, la clave es entender cómo afecta cada componente:
Supongamos un préstamo personal de 1.000.000 de pesos a 12 meses con dos ofertas distintas:
Aunque la tasa de la Oferta B es menor, al sumar comisión y seguros el costo del crédito aumenta y la CAE puede resultar más alta que la de la Oferta A.
Este tipo de situaciones explica por qué la “mejor opción” no siempre es la de menor tasa, sino la de menor CAE a igual monto y plazo.
Imagina que tu pyme necesita 3.000.000 de pesos para capital de trabajo y tienes dos opciones de financiamiento:
Si se mantiene el mismo monto y plazo, la regla de oro es que el crédito con CAE más baja es financieramente más conveniente.
En Chile, las entidades financieras están obligadas a informar la CAE en:
SERNAC explica que en las cotizaciones y contratos verás un apartado específico que dice “CAE” y bajo él el porcentaje anual correspondiente a ese crédito.
Cuando analices una oferta, asegúrate de revisar:
La CAE no sirve solo para “cumplir con la norma”, sino como un instrumento práctico para cuidar tu caja y tu rentabilidad.
Algunos consejos útiles:
Algunos errores frecuentes que conviene evitar:
La CAE es un gran punto de partida, pero debe leerse en conjunto con el resto de la información.
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La CAE nació como una exigencia de transparencia financiera, pero hoy es una aliada estratégica para cualquier persona o empresa que quiere usar bien el crédito.
Permite comparar entre las diferentes opciones de financiamiento, estimar el costo total del crédito y evaluar si el financiamiento realmente aporta valor a tus proyectos.
Entenderla te ayuda a evitar decisiones apresuradas, pagar menos en el largo plazo y elegir productos financieros alineados con tus objetivos.
Ya sea que evalúes un crédito de consumo, una tarjeta de crédito, un préstamo o una alternativa de financiamiento para tu empresa, la CAE debería ser siempre uno de los primeros números que revises.
No es necesario calcularla manualmente. La CAE ya viene informada por las entidades financieras y puede revisarse en los simuladores online de créditos o en sitios comparadores, donde se muestra el dato automáticamente según el monto, plazo y número de cuotas del crédito.
Es comparable cuando analizas créditos del mismo tipo, por un monto similar y con plazos parecidos; si uno tiene un plazo muy distinto, la comparación puede ser menos precisa.
En algunos casos, la CAE puede variar si se modifican condiciones del crédito, como reprogramaciones, renegociaciones, cambios de plazo o ajustes en seguros asociados. Por eso, cualquier cambio contractual debería venir acompañado de una nueva información de CAE.