El acceso al financiamiento es una de las preocupaciones más constantes para quienes gestionan una pyme en Chile. Entre las distintas alternativas disponibles en el mercado, el crédito simple se presenta como una opción que busca responder a necesidades puntuales de capital.
El crédito simple es una de las formas más comunes de financiamiento utilizadas por pequeñas y medianas empresas en Chile.
Se trata de un préstamo que se otorga en una sola entrega, con una tasa de interés y un plazo fijos previamente acordados.
En otras palabras, el monto solicitado se entrega completo desde el inicio, y la persona o empresa se compromete a devolverlo en cuotas periódicas (mensuales o trimestrales) hasta completar el total, incluyendo los intereses.
A diferencia de otros productos financieros, como las líneas de crédito o los créditos rotativos, el crédito simple no se puede volver a usar una vez pagado. Si se requiere nuevamente financiamiento, debe solicitarse otro crédito con una nueva evaluación.
En el caso de las pymes, este tipo de crédito suele emplearse para cubrir gastos puntuales, como la compra de maquinaria, el pago de proveedores o la inversión en infraestructura.
Su estructura predecible permite planificar los pagos, aunque no necesariamente es la opción más flexible para necesidades cambiantes.
El funcionamiento de un crédito simple es relativamente directo y sigue una secuencia estándar:
Por ejemplo, si una empresa solicita un crédito simple por $8 millones a 24 meses con una tasa fija, cada mes pagará una cuota que incluye parte del capital y los intereses.
Al finalizar el plazo, el crédito se extingue, y cualquier nueva necesidad de financiamiento requerirá una nueva solicitud.
Este modelo ofrece claridad y control sobre los plazos y montos, aunque también implica menor flexibilidad frente a imprevistos o nuevas oportunidades de inversión.
Obtener un crédito simple generalmente sigue un proceso secuencial que inicia con la presentación de la documentación requerida por la institución financiera.
Entre los documentos habituales se encuentran comprobantes de ingresos, información fiscal, antecedentes de la empresa y, en algunos casos, garantías que respalden el crédito.
La institución realiza una evaluación de la información presentada, ponderando factores como la antigüedad y estabilidad del negocio, el historial de pagos, el cumplimiento de obligaciones fiscales y la disponibilidad de activos para respaldar el préstamo.
Tras la evaluación, la institución define las condiciones finales: monto a otorgar, tasa de interés, número de cuotas y duración del contrato.
Luego se realiza el desembolso y, a partir de ahí, el solicitante debe cumplir con el calendario de pagos acordado. El atraso en los pagos puede acarrear cargos e intereses adicionales.
El crédito simple se utiliza comúnmente para financiar proyectos específicos de inversión, adquisición de maquinaria o inventario, pago de sueldos, campañas de marketing, e incluso para resolver necesidades de liquidez.
No hay restricciones legales estándar respecto al destino del préstamo.
Su estructura lo hace más adecuado para necesidades puntuales que requieren una suma concreta de dinero, a diferencia de las líneas de crédito, que suelen servir para cubrir necesidades recurrentes o fluctuaciones de caja.
Como todo instrumento financiero, el crédito simple tiene características que pueden ser positivas o no, según la situación del negocio:
Ventajas
En síntesis, el crédito simple ofrece estructura y claridad, pero requiere una planificación cuidadosa para evitar problemas de liquidez durante su vigencia.
En Chile, los requisitos varían según la institución, pero la mayoría considera los siguientes aspectos básicos:
El análisis de cada solicitud es individual, y los criterios pueden variar entre bancos, organizaciones gubernamentales y entidades especializadas, incluidas las fintech.
Si quieres profundizar en el tema, puedes leer el artículo sobre "Qué Requisitos Debes Cumplir si Quieres Pedir Financiamiento para tu Pyme".
El costo principal del crédito simple es la tasa de interés pactada, que suele expresarse como porcentaje anual.
A esto pueden sumarse gastos de otorgamiento, comisiones por administración y penalidades por pagos atrasados.
Por lo general, una tasa fija facilita la planificación financiera. La revisión integral de todos los costos y condiciones es fundamental antes de firmar cualquier contrato.
El crédito simple no es la única opción de financiamiento empresarial disponible en Chile. Dependiendo del tipo de necesidad y del momento que atraviesa tu negocio, existen otras alternativas que pueden resultar más convenientes.
Por ejemplo, el crédito simple se caracteriza por otorgar un monto único, con tasa fija y plazo determinado. Es una alternativa adecuada cuando necesitas cubrir una inversión específica o un gasto puntual, como la compra de maquinaria o el pago a proveedores.
En cambio, una línea de crédito funciona de manera revolvente: puedes usarla, pagarla y volver a utilizarla dentro del límite aprobado. Suele ser útil para mantener liquidez constante o cubrir variaciones en el flujo operativo.
Otra alternativa es el leasing, un mecanismo que permite financiar activos, como vehículos o equipos, mediante cuotas periódicas, con la posibilidad de adquirir el bien al final del contrato. Este formato es común en empresas que buscan renovar equipamiento sin hacer una gran inversión inicial.
Finalmente, el factoring consiste en anticipar el pago de facturas por cobrar, lo que entrega liquidez inmediata sin necesidad de endeudarse directamente. Es especialmente útil para empresas que trabajan con clientes a crédito y necesitan flujo de caja en el corto plazo.
En síntesis, cada producto financiero responde a objetivos distintos.
En Chile, los créditos simples pueden solicitarse a través de diversas instituciones financieras, incluyendo entidades reguladas y plataformas tecnológicas.
El sector fintech ha ganado relevancia por ofrecer procesos digitales más ágiles, menos trámites y menores barreras de entrada en comparación con alternativas tradicionales.
Empresas como Maxxa han desarrollado herramientas que ayudan a pequeñas empresas y emprendedores a gestionar su financiamiento de manera eficiente, permitiendo automatizar cobros.
Estos servicios facilitan la toma de decisiones para quienes valoran opciones rápidas y una gestión integrada en la administración de su pyme.
Antes de firmar un contrato, conviene revisar algunos puntos esenciales:
Analizar estos elementos te permite anticipar el costo real y evitar sorpresas financieras durante la vigencia del crédito.
Más allá del tipo de crédito, muchas pymes en Chile siguen enfrentando dificultades para acceder al financiamiento, sobre todo cuando están en etapas tempranas o no cuentan con un historial crediticio consolidado.
Según la Encuesta de Financiamiento Pyme 2024 de Maxxa, un 46 % de los emprendedores considera que su principal barrera de crecimiento es la falta de acceso a capital o financiamiento adecuado.
Esta cifra refleja una realidad frecuente: muchas empresas tienen proyectos viables, pero carecen de las herramientas financieras necesarias para impulsarlos.
En los últimos años han surgido alternativas más ágiles, como las plataformas de financiamiento digital, que buscan simplificar los procesos y evaluar otros factores además de los tradicionales.
Maxxa, por ejemplo, ofrece opciones de financiamiento para pymes que priorizan una evaluación integral del negocio y tiempos de respuesta más rápidos.
Este tipo de soluciones no reemplaza a los créditos tradicionales, pero puede complementar las necesidades de capital a corto o mediano plazo, especialmente en emprendimientos que requieren liquidez inmediata o financiamiento para proyectos específicos.
La diversidad de opciones en el mercado chileno permite que cada empresa evalúe cuál combina mejor su perfil financiero, su flujo de caja y sus objetivos de crecimiento.
No siempre. Algunos se otorgan sin garantía real, pero cuando los montos son altos o el solicitante tiene poco historial financiero, el banco puede requerir un aval o respaldo adicional.
El crédito simple suele destinarse a fines empresariales o comerciales, mientras que el crédito de consumo se orienta a gastos personales. Además, el crédito simple puede exigir documentación tributaria o antecedentes del negocio.
Aunque ambos son formas de financiamiento, funcionan de manera distinta. El crédito simple entrega un monto único con plazo y cuotas fijas hasta su pago total, mientras que la tarjeta de crédito permite realizar compras o avances de dinero de forma revolvente, es decir, se puede usar y pagar repetidamente dentro del límite aprobado. Además, el crédito simple suele destinarse a fines empresariales, mientras que las tarjetas son más comunes para gastos personales o de corto plazo.
Generalmente sí, mientras sea para necesidades empresariales.
Sí, la mayoría de las instituciones permite el prepago total o parcial del crédito simple. Este prepago de la deuda puede ayudarte a reducir los intereses totales, sin embargo, es importante consultar si existen comisiones asociadas por este concepto dependiendo de la entidad financiera.